GOOGLE


domingo, 8 de junio de 2008

MOLUSCOS

Recuerdo que cuando mi hija era muy pequeña me gustaba ponerla en situaciones extrañas para ver su reacción. Me gustaba aprovechar esos momentos en los que ella era un ser nuevo, con cierta comprensión, pero aun ignorante del mundo en su concepto mas básico. Una vez le conté que ella no era una niña. Le conte que un día íbamos su madre y yo paseando por la orilla de la playa y oimos una vocecita, y que buscando, dimos al fin con aquella voz. Recogimos con ternura una almeja semienterrada en la arena. Aquella almejita nos seguia hablando y nos pedía que la llevaramos a casa. Me gustaba pensar en lo que a ella se le pasaba por su cabeza. Recuerdo que cuando pasabamos por la pescadería del supermercado nos parabamos a buscar a alguna prima suya entre las almejas. Esos momentos duran muy poco. Aun hoy, y han pasado algunos años, nos paramos frente a una montaña de hielo y almejas, sonreimos, y seguimos llenando el carro de la compra.

No hay comentarios: