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sábado, 7 de junio de 2008

EL AMIGO

Conducia por la autovia y disfrutaba del paisaje. Sonreia al aire climatizado de mi coche por evitar que el sudor ganara centímetros de piel. Una familia jugaba a algun juego de pelota en el jardin de su casa. Todo parece estupido si lo quieres ver así, pero creedme que hasta una casa decrepita junto a la carretera en la que pareces divisar una pandilla de heroinomanos colocandose dentro, me da la satisfaccion de saber que poseo algo valioso. Todo parece estupido si nos empeñamos, pero lo importante es precisamente no poner empeño en verlo así. Me dirigia a unos terrenos con los que estabamos a punto de hacer una importante operación. El propietario de la inmobiliaria para la que trabajo y que me acompañaba ronroneaba con la garganta. Por lo demas todo silencio. Roberto, es un perfecto casado de derechas. Esto no solo me hace feliz...me hace reir. Ambos en silencio. Ambos con nuestros pensamientos. En mi caso, supuestamente preparando la presentacion entre Roberto y el potencial cliente, en el suyo, extrayendo de su jerga los terminos exactos con los que presentarse y ganarse al opulento personaje para cerrar la venta. Habiamos concertado una cita con el potencial comprador de esos terrenos. Por regla general yo mismo suelo cerrar cada venta pero en este caso, por tratarse de un peculiar cliente, mi jefe me insistio en cerrar el trato él mismo. Se que eso le hacia feliz, eso y decir que él mismo contribuye a acrecentar los beneficios de su inmobiliaria con ventas a pie de calle. Y quien soy yo para robarle esos pequeños placeres. El ascenso que me proporcionó y el éxito de mis ventas me permiten tener mucho tiempo libre. La inmobiliaria gestionada por el y su cuñada, asociacion extraña pero excrupulosamente eficaz, crecio bajo mi direccion de ventas, algo que repetidamente me agradece. Su cuñada, Irene, me lo suele agradecer en la intimidad. Ahora, por fin solo en el coche y enfilando a toda velocidad la autovia hacia la ciudad me siento como si hubiese acabado con las obligaciones laborales y me abandono al pellizco de perversidad que se me resiste a ir.

-¿adonde es el viaje este año?

-Florida creo.

-algo habia oido ya pero de ser así...es demasiado lejos, ¿no crees?

-aun hay tiempo, ademas, no seria mas que una semana.

-ya veremos, pero mientras... frotate otra vez conmigo anda...

-estaba pensando en el buen gusto que tiene. En serio.

-¿de veras?

-sí...ese pórtico junto a la piscina...es...

-pensaba que hablabas de mi, cariño.

-toda la decoracion es tan sobria...

-aaah. Sí. Roberto es tan sobrio.

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